Piel

El viento apenas te permite cerrar los ojos. Lágrimas de cal, las conoces, las saboreas rozando tu lengua por tus sabrosos labios. El viento cesa. Tienes pánico a relajar. Piensas en aquella vez que esos brazos te supieron abrigar, son los mismo que no dudaron en ignorarte.
El amor es tan sideral - piensas- al tiempo que escondes tu cabeza triste entre tus rodillas me escuchas, sabes que es mi voz, pero hoy no te es familiar.
Ignoras mi primer llamado y decido respetuosamente quedarme en silencio.
Respiras el aire que yo exhalo, mas cal aún.
Sientes el perfume del posible encuentro que es efímero, pero eterno.
Deslizas sutilmente el acto de deglución - que espesa es la angustia- concluyes.
El segundo llamado te alegra sabes que insisto en besarte y juegas con amabilidad a creer desearme.
No pronuncias tu primer palabra hasta que tomo asiento.
Con la sonrisa partida a la mitad escupes un sinuoso- gracias-.
El silencio pondera con fuerza y nos permite oírnos realmente.
Tu corazón latía confundido, tus pulmones vibran, la nicotina excesiva del día cojonudo que has tenido, y te pesa la nuca de esconder tantas ideas. Crees que soy sabio al decirte -la felicidad no esta en las ideas sino en tus manos-.
De todas formas no logras entender de que hablo. Pero sabes y lo asimilas que es posible quererme.
Sin darte cuenta me tienes frente a ti levantando tu hocico por la pera y llenándote de mi por los ojos. Exalas. Tragas otra vez.
Empujando sutilmente logro ponerme sobre ti y decido regalarte amor. NO, no se que que es solo se que te doy.
No dudas un instante en tener un desnudo orgasmo y permanecemos.
El silencio nuevamente pone a nuestros cuerpos en diálogo y con ellos dormimos.
Mañana estará nublado, -piensas- le cocinaré su desayuno.
El amor no está en las ideas, está en las manos.