Volar, libre..

Perfume

Bebí un sorbo que no se atrevió a matar mi sed pero jugueteó con mi garganta y con cada poro, estremeciendo hasta mi amorfo cabello.
Cada paso del reloj se clavaba en mi estómago, hasta q siemplemente se detuvo.
El riff de Angus me hacía cabecear e incluso casi volcar el vaso de nacional que parecia nunca bajar.
Con un ímpetu de rayo me recorrió una ráfaga de sangre bien caliente y tuve una bonita erección al tiempo que su glorioso culo nublaba mi ebria vista. La ví, la sentí. Estaba en mi cama boca abajo, yo sobre ella, que completamente inmóvil me ofrecía una gama de sensaciones, bien familiares pero distantes que me obligaron a apretar con fuerza la mandíbula y casi desparramar espuma frenética.
Pude darme cuenta del sueño vivo y carnal cuando llamó a la puerta. Me encontré de rodillas en el suelo, sudado y con ambas manos apretando mi sexo brutalmente que con extrema rigidez jugaba a penetrar el aire.
-¡Puta!- me dije, me puse un jean para, con ese disimulo de bondi ocultar el miembro que enfadado no aceptaba tal petición.
-¡Perfume!- tres presiones al frasquito me dieron la seguridad para abrirla puerta. -¡Puta!- ¡No me lavé los dientes!
Estabas hermosa, te devoré con la mirada instantáneamente. Llevavas esa ropa que nunca entendí y te quedaba de lujo, noté como cada prenda nadaba en tus curvas y abrazaba tu tan ansiada desnudez. Tuve q mover mi culo al abrazarte.
-¡Que lindo verte! soltaste con naturalidad.
-Si vieras lo que escondo en la entrepierna...-pensé y sin remedio largué una sonriza.-
-¿De que reís?
-Que lindo verte Zoe.
Nos sentamos, ella me contaba su semana, sus estudios y sus ganas de siempre de ser actriz, y yo que veía sus labios cantándole el himno a mi pija y jrando con gloria morir bañada en leche.
Enseguida bajé la mirada a sus pechos. Tenía un escote genial, que con el juego de la poca luz del cuarto me hacía creer que medio pezón me pedía asomando que lo desnude y destroze a mordiscos.
-¿Vos como estás? deslizó, cruda.
No pude responderle, jugaba con alegría al escondite con su pezón izquierdo. Fue graciosa su expresión cuando se percató de la linea de luz entre mis ojos y sus tetas, o bien cuando simplemente vió en mí, pezones a cambio de pupilas.
-Yo estoy bien Zoe, vivo alegre, juego, disfruto del amor, de la vida misma, lleno de regocijo y felicidad.
La muy pelotuda mientras le describía la mentira no dejaba de mirar mis cauterizadas muñecas. Y yo sus tetas.
Cuando desperté tuve una sensación de alicio como la primer bocanada de aire al llegar al lugar soñado. Pero lo que mas me sorprendió fue que ya no estaba erecto. Giré mi cabeza y estaba ahí. boca abajo, -no entiendo como respira-pensé.
Se me cayó el mundo cuando al destaparla estaba totalmente desnuda con sus manos atadas.
La tenía toda para mi. Me acordé de la alegría navideña al recibir un paquete gigante con mi nombre en una tarjeta cuando niño. Seguía boca abajo, la miré de perfil. Dormía. Seguí con mucho detenimiento como la existencia la habia dibujado. La pequeña cintura le regalaba un culo increible. Tenía la necesidad de explorar su conocido cuerpo como si fuera la primera vez. Le levanté sutilmente un hombro y muy de a poco se fue mostrando el perfecto pecho izquierdo, el mismo que me había hecho estallar la verga en éxtasis. Solté el hombro y fui al culo. No me atreví a tocarlo porque despertó. Giró con velocidad y me propinó un soberbio -Hijo de puta.
Me coloqué sin hablar sobre ella -como solía montarme por horas esas mañanas de domingo sin sol.- Le miré las tetas. Me devolvieron la mirada. Un encanto de miel. Las tetas perfectas. Aproveché mi desnudez para poner mi sexo entre ellasy distribuir mi lubricación en sus perfectos pezones, que me respondieron doblando su tamaño y esbozando firmeza. Movia su boca pero ya habia dejado de oirla, asi que me limité a a abrirsela con una mano y deslizar la integridad de mi sexo sobre su dulce interior. La humedad, el calor y esa suave lengua me regalaron un momento increible mientras mis manos recorrian el caliente túnel de su interior.
Despierto y tengo una sensacion de alivio, como la primer bocanada de aire al llegar al lugar soñado.
Estoy desnudo. No reconozco mis manos ni el bello en mi cuerpo. El ruido de la soledad me aturde. El agua fría en mi nuca sienta bien. Soy calvo, tengo barba de tres meses y seguramente algún hijo de puta volcó ácido en mi rostro.
Ella no esta. No es. Zoe murió. La mataste hijo de mil putas.

Airual.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

esta solamente en tus sueños, no la mataste.

Airual dijo...

yo no fui...